El poder corrompe

En este artículo Bittor habla sobre una cacicada hecha en el Ayuntamiento donde se gratifica a uno de sus representantes con un terreno arbolado considerado hasta ahora como terreno público.

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“El poder corrompe”, hé aquí una frase demoledora, antigua, actual y futura sin duda, por desgracia. Y es que hasta los más exigentes de honestidad y justicia cuando están en la oposición, se tambalean muchas veces cuando alcanzan los escaños del poder y se sienten tentados de mejorar en algo. Al fin y al cabo, todo se reduce a la interpretación de las grandes frases solemnes y altisonantes; mejorarse uno mismo es también ”trabajar por el progreso de la humanidad” y además empezando por casa y dando ejemplo, que es lo mejor. Solo que, algunos o muchos quizás, al interpretar los hechos pueden sustituir la bella frase por otra mucho más corriente y no tan bella; “fastidiar a los demás”.

Las chapuzas en alta política, promesas para no cumplir, “olvidos” de principios antes sacralizados, pueden estar al orden del día. Pero las chapuzas de bajo nivel, las que se pueden realizar en el barrio, en el pueblo, en los pequeños negocios, etc., aunque no tengan la misma resonancia y muchas veces pasen casi desapercibidos, son igualmente reflejo de la corrupción

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 de las personas, de los grupos o de los partidos. Y hasta los partidos más ostentosos de su pudor ético pueden dedicarse a realizarlas, al fin y al cabo, se trata de ganar “adhesiones”.

Muchas veces no hace falta que intervengan los partidos ni que la tentación haga vencer a la corrupción. Son los encaramados al “caballo que va a ganar”, corruptos por naturaleza, quienes pueden dedicarse a despachar a su gusto: hacer regalos interesados, aunque sea a costa del patrimonio público, pagar adhesiones necesarias para mantener su parcela de poder, o lo que la conveniencia personal del momento aconseje.

Hoy captamos una de estas presuntas chapuzas en Otxandio. Situado en el extremo sur de Bizkaia, esta villa de ferrones antaño famosa por sus producciones metalúrgicas, es bastante pobre en terrenos municipales. Aramaio por un lado y Abadiño y Dima por otros, se le entran hasta cerca de su casco urbano. Sólo hacia las mugas con Legutio y Ubidea se extiende en hermosos arbolados.

No hay que olvidar que Otxandio es el pueblo que desde hace más de quinientos años mantiene el fuego del litigo del “limitado”, una espina clavada entre las diputaciones de Araba y de Bizkaia. Y que anualmente celebra la famosa “basabisita” en un alarde de defensa de sus menguados terrenos.

Otxandio hoy, tiene un ayuntamiento constituido por cinco concejales del PNV, dos de HB y dos de EE. Por lo tanto el PNV posee mayoría absoluta y puede aprobar o desaprobar lo que le venga en gana.

El asunto que tratamos, detalle más o menos y según nuestras informaciones, es el siguiente: una de las actuales concejales del PNV promovió hace algunos años, bien sea en nombre de su anciano padre con quien convive, una reclamación de terreno arbolado contiguo a su casa, basándose en unas escrituras establecidas durante el franquismo. Estas escrituras marcan al parecer, más metros cuadrados que los contenidos dentro de los linderos conocidos y respetados hasta hace poco. Y lo lógico para e1 reclamante parece ser el actuar por la tremenda: adueñarse del terreno considerado arbolado público hasta completar la superficie marcada en sus escrituras y cerrarlo.

La susodicha concejal empezó a prohibir por su cuenta el paso por el terreno de unos vecinos que “desde siempre” lo habían rea-1izado. Con malas maneras y recurriendo a la 1ey de “lo digo yo” les prohibía el paso por donde sus padres y abuelos lo habían hecho. Hasta se metieron unas estacas para delimitar el terreno reclamado, pero un alcalde elegido por un movimiento popular a la caída del franquismo mandó sacar las estacas y dejar 1as cosas como habían  estado desde antaño.

Más tarde, el alcalde peneuvista aconsejaba a los vecinos que por prudencia no pasaran por el indicado terreno, puesto que el asunto estaba en “litigio judicial”. Litigio fantasmal del que no se conocen, ni el inicio, ni su curso, ni su sentencia, que es lo más importante. “Litigio” al parecer inexistente que ha durado años…. Hasta que el Ayuntamiento citó a principios de Julio de este año, al lugar en “litigio” a reclamantes perjudicados, un asesor técnico, dos testigos, etc., y acudió en comisión para tomar una decisión sobre el asunto.

Muchos olieron la “chapuza”, y al parecer no se equivocaron. El señor alcalde apareció desde el primer momento con talante de ceder a la reclamación y liquidar el asunto. En vano dirían los testigos que aquello a su juicio era un terreno público, los usuarios del paso, que sus padres y abuelos lo habían utilizado “desde siempre”, los representantes de la continua ermita de San  Antonio, que aquello, “desde siempre” también, era el arbolado de la ermita…. todo en vano. Sólo cuando el edil de  HB presente pidió que no se tomara una decisión hasta contar con informe jurídico pertinente, se evitó que se tomara la decisión, al parecer ya tramada.

Pero en el pleno del día 29 del mismo mes, olvidándose de informes jurídicos y chanfainas, inesperadamente se pone a votación el asunto y gana por mayoría la propuesta de cesión: cuatro votos del PNV y dos de EE a favor; los dos de HB se abstienen. La “cosa” ya está resuelta.

Parece increíble, pero estas cosas suceden ahora y aquí, en esta Comunidad Autónoma, que debiera recordar y tener siempre presentes las chapuzas y “pagos de adhesiones” de la época del franquismo, como modelos que no se pueden seguir.

Y como dato agravante, el acuerdo se toma el día 29 de Julio. Desde el día siguiente comienzan las vacaciones en las fábricas y el pueblo queda semivacío durante un mes. Muchos vecinos, y entre ellos bastantes de los más combativos, se desparraman por los caminos del mundo, para volver al cabo de un mes. Buena oportunidad para pasar de matute cualquier chapucería. Sería por indicación de “arriba” o por cacicada local? …….

Y las personas que quedan en el pueblo, ¿Cómo reaccionan?

-Esto es una merienda de negros, mi voto ya lo han·perdido,­nos asegura una señora de mediana edad.

-Lotsabakuen feriyie: bizkorren dabilenentzat erbiye, nos suelta un señor de buen humor

-Esto no puede ser cosa del partido, de arriba, creo yo; esto debe ser cosa de algún cacique local,-nos dice un hombre de aspecto serio, y sigue: -si Ajuriaguerra viviera, estos ya estaban fuera y excomulgados.

-Alguien habrá pagado alguna promesa y además a costa de todos. Esa señora tiene mucho peso.- dice secamente un hombre de aspecto educado.

-Oteak ez dau inoiz sagarrik emoten – nos contesta un baserritar

-Todos los concejales involucrados en el asunto debieran dimitir. Y privarles de los derechos de ser elegidos para cargos públicos, agrega otro.

Nuestra impresión es que el asunto es sucio. Aunque si en el aspecto legal el acuerdo fuera tomable (lo cual parece dudoso, también) éticamente es inadmisible, mírese por donde se mire, mientras la reclamante (aunque sea en nombre de su padre) forme parte del equipo regidor, el partido al que representa debe de abstenerse de plantear y sobre todo de decidir sobre el asunto. Eso parece indicar el mínimo sentido de ética política.

Pero la ética hoy es algo que se puede engullir con salsas estofadas por cocineros ”de lo sucio”.

El eco de la conciencia colectiva.

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