Ochandiano, su pasado

Artículo sobre lo que ha sido y es Otxandio

Ochandiano es un pueblo singular, cuya historia ha conocido continuos altibajos y cambios de fortuna. Su situación geográfica y el genio de sus habitantes han sido sin duda, los factores determinantes de su movida historia. Situado en un estratégico paso de la meseta hacia las tierras bajas de Vizcaya, ha sido paso obligado para reyes y obispos, para las huestes guerreras, para comerciantes y según la leyenda, también lo fue para San Antonio de Padua, quien habiendo visitado a su abuela vizcaína iba de paso para Italia.

E1 hermoso valle alto que ocupa (560 metros sobre el ni-vel del mar) es casi todo un frondoso bosque que en otros tiempos debió de ser más tupido y se halla rodeado de hermosas montañas: Gorbea, Anboto, Arangio, Urkiola, Saibi, Altun, Motxotegi, Mirugain y otras colinas verdes de arbolado. Por eso ha sido durante siglos una especie de fortaleza para la defensa de Vizcaya.

Sus habitantes hablan el euskera alavés, una de las variantes dentro del dialecto occidental y también por su carácter y acento pertenecen a la Araba euskalduna. Pero siempre se consideran como muy vizcaínos.

No tenemos muchas noticias de su antigüedad. Tal vez fue una plaza fuerte en 1os limites del reino de Navarra y alguna leyenda nos dice que también fue lugar de destierro para muchos impulsivos caballeros de aquellas épocas.

Sabemos que Don Diego Lopez de Haro Señor de Vizcaya la hizo Villa en la segunda mitad del siglo XIII, dándole el fuero de Logroño. En las guerras banderizas de los siglos XIV y XV, luchó por los gamboínos y en su término se erigían más de  dieciseis opúlentas casa-torres, de las cuales sólo quedan los nombres y alguna velada traza.

En el suelo de Ochandiano se libraron también memorables batallas entre las huestes de Castilla y los vizcaínos. Y además de las numerosas destrucciones a causa de guerras, sufrió un pavoroso incendio en el año 1550, y otro en 1529. Esplendoroso en otro tiempo cuando en sus famosas fraguas se hacían los clavos que sirvieron para construir  las naves de Colón y se forjaban las verjas del Escorial ha conocido épocas negras cuando ha visto hundirse su industria y empujados a la triste diáspora a sus hijos. Pero ha sabido resurgir una y otra vez con tesón singular de todas las crisis y catástrofes que la han asolado.

Después de conocer un largo período de prosperidad con sus renombradas fraguas, cuyo número debió de ser de hasta cuatrocientas en alguna época, llegó el hundimiento en la segunda mitad del pasado siglo y Ochandiano vio emigrar a sus hijos a Bilbao, a Eibar y a las Américas.

Resurgida de sus cenizas como un Ave  Fénix durante el primer cuarto del siglo actual, la última guerra la dejó asolada. Otra vez, hacia los años sesenta comienza de nuevo una marcha ascendente, que Dios quiera sea duradera, pues bien lo merece este pueblo digno de un premio a su indomable tenacidad.

También ha cultivado su espíritu el pueblo de Ochandiano. La música ha sido siempre su vocación principal, de lo cual dan fé tantas hermosas canciones que han tenido su cuna en este pueblo: “Ator, ator mutil etxera”, “Txeru” y varias más que el maestro Guridi hizo inmortales; otras que en nuestros días han sido salvadas de su extinción y algunas otras que están siendo remozadas nos demuestran que todavía quedan almas sensibles e idealistas en el pueblo. Canciones populares como “Agur Santa Mariña” Y “Cuando vamos” nos traen el recuerdo de la diáspora. Ochandiano ha sido cuna de muchos buenos músicos y hoy mismo, un hijo suyo – Carmelo A. Bernaola – se cuenta entre los mejores de la península.

Fue otxandioarra el llamado “padre de la poesía eúskara Felipe Arrase Beitia “Santugiñe”, quien brilló destacadamente en el siglo pasado en las competiciones de poesía euskaldun. Y también lo fue Iturzaeta que escribió en “euskera alavés” que es el habla de Ochandiano. Y cuantos y cuantos sacerdotes, canónigos y hasta un arzobispo de Tarragona vieron la primera luz de su vida en este pueblo.

EL PRESENTE

Ochandiano hoy, está progresando en todos los aspectos o al menos en casi todos. Su industria, que no es de arribada como en otros muchos pueblos vecinos, sino creada en su totalidad por hijos del pueblo, que comienzan por establecer pequeños talleres y desarrollándolos a fuerza de trabajo y ahorro, da trabajo a sus habitantes y a muchos de los pueblos circundantes. Construye cadenas, poleas diferenciales, bombas neumáticas, balanzas, troquelería y aparatos de manutención, especialmente para barcos pesqueros.

Cuenta con una Cooperativa Industrial, otra de Consumo, otra de Viviendas y también con una de Campo. Casi toda. La gama completa en el campo de la cooperación. Existe un Club de fútbol y otro de Montaña y pendiente de ser aprobada oficialmente, una Asociación de  Familias.

En lo cultural, es de destacar la gran labor que realiza la sección local de la “Asociación GEREDIAGA”: Organiza las fiestas de la localidad con gran acierto; organiza también conferencias y disertaciones de temas culturales; conciertos corales de las mejores agrupaciones de la región; cursos de alfabetización en euskera; restaura tradiciones que se extinguían. Ha creado un coro local con unas setenta voces mistas. Establece concursos de fotografías, de pintura etc. Buena labor en un excelente crisol de formación de hombres y mujeres actuales, quienes cuando accedan a regir los destinos de la Villa, podrán dar una buena medida de su profunda humanidad.

No hablaremos aquí de la esbelta torre parroquial, del hermoso edificio de su Concejo (hoy en fase de importante restauración) y otros monumentos, porque sus rostros de piedra ya hablan por sí solos. Sin embargo, no se pude callar el punto negro que constituye el paso de una carretera general de increíble tráfico por lo que es su arteria vital formada por tres calles consecutivas, estrechas y tortuosas  Hay momentos en que la vida del pueblo se vuelve infernal. Y todos los vecinos suspiran por alguna suerte solución.

Y para terminar, diremos que Ochandiano cuenta con un Plan General de Urbanización, incluida en la comarca Arratia-­Nervión extrañamente incluida, hay que decirlo, porque Ochandiano no pertenece en aspecto alguno a dicha comarca. Pero un Plan debidamente redactado siempre es buena cosa. Lo que es preciso de todo punto es respetarlo, puesto que las negligencias y culpabilidades de unos suelen recaer sobre las generaciones futuras con sus consecuencias enormemente desarrolladas.

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